Cualquier problema que se pueda anticipar es un beneficio
para todo mundo, más cuando es orientado hacia la salud de nuestra familia o
nuestros hijos.
En la ortodoncia hay métodos para saber si nuestros hijos van
a tener una dentadura adecuada, problemas
posteriores de mordida, alineación dental, o inclusive, un problema en el tipo
de crecimiento facial. Esto debido a que hay análisis que ayudan a calcular si
el crecimiento es el adecuado, con respecto a su edad, y así alcanzar objetivos
estéticos y funcionales, tanto en la sonrisa, como en la dentadura.
Algunos de estos problemas pueden ser causados por hábitos
que adquieren nuestros hijos, a veces incluso desde antes de su nacimiento,
como por ejemplo: el chupeteo de dedo, a medida que el niño crece se acostumbra
más a este hábito, hasta convertirse en una adicción con la cual se desahogan
cuando están enojados, estresados o también cuando están concentrados en algo
(viendo su programa favorito de televisión o cuando están jugando).
Pero la situación se vuelve crítica cuando todos los
detalles anteriores se suman al chupeteo que el niño tiene a la hora de dormir.
Lo que sucede es que cuando duermen, se secreta la hormona del crecimiento y al
hacer presión contra los huesos, que forman la cavidad bucal y sostienen los
dientes, afecta más el desarrollo de ambos, porque los huesos a edades
tempranas son más elásticos y suaves. Entonces con una presión constante pueden
alterarse a su desarrollo normal. El problema que causa este hábito es una mala
mordida y un crecimiento de sus huesos que estéticamente no se ven bien.
La situación se complica tanto en lo dental, como en lo
facial, si no se trata a tiempo, ya que no es suficiente corregirlo con ortodoncia
y cuando terminan su crecimiento, el cambio en la forma del hueso a veces es
tanto que la única alternativa es la
cirugía.
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